domingo, 27 de noviembre de 2011

La cárcel-venganza.ELIO GÓMEZ GRILLO | 22/11/2011 09:40:40 p.m.

La cárcel, esto es, la privación de libertad, nació para asegurar ella al presunto delincuente mientras se le juzgaba y sentenciaba, generalmente a la pena de muerte o de mutilaciones.



El encarcelamiento era, pues, una instancia procesal, no una medida punitiva. La cárcel nace como venganza del siglo XVI, cuando se han producido hechos históricos como posdescubrimientos geográficos, guerras cruentas, desastres naturales, epidemias mortales, hambrunas devastadoras… que contribuyen a reducir la población humana, sobre todo de varones jóvenes. Se considera entonces que, en lugar de matar o inutilizar a los delincuentes, era más productivo recluirlos y obligarlos a trabajar, explotando así su mano de obra cautiva. 

En Holanda y en la Inglaterra isabelina, se establecen las "Casas de Trabajo" y las "Casas de Corrección", respectivamente, donde alojan a los delincuentes en condiciones miserables y los hacen trabajar gratuitamente. El negocio termina en el siglo XVIII, cuando la revolución industrial, la máquina, reemplaza ventajosamente la mano de obra humana. Pero ya ha aparecido la cárcel-venganza.

Esta ofrecerá un rostro religioso en esa misma centuria del XVIII, cuando la orden protestante de los cuáqueros, en Estados Unidos, en Filadelfia, erige una prisión que impone a sus cautivos el aislamiento celular diurno y nocturno bajo régimen de silencio absoluto. La expiación como venganza trata de hacer del prisionero un pecador arrepentido. En Nueva York, en Auburn se imita entonces la experiencia cuáquera creando el legendario presidio de Sing-Sing, donde se mantiene el sistema filadelfiano, pero se incorpora el trabajo colectivo diurno. La cárcel-venganza junta entonces la expiación silenciosa de Filadelfia con el modelo europeo de explotación de la mano de obra humana.

El sabio penalista italiano Enrique Ferri calificó estos ensayos de cárcel-venganza como "una verdadera fábrica de locos, imbéciles y suicidas". Y el gran escritor ruso Fedor Dostoievski, escribió que tales experiencias "presentan luego una momia disecada y medio loca como un modelo de arrepentimiento y corrección". Fue la cárcel-venganza.

Doctor en Derecho/Prof. universitario